13.6.07

Marcelo, sos el entrenador

Carlos Altieri es un protagonista decisivo en esta historia. “Marcelo trabajaba en la Ciudad Universitaria de Buenos Aires y un día se encontró en el centro de Rosario con Eduardo Bermúdez, que había sido su entrenador en las inferiores de Newell’s. Él es el que se lo presenta a Griffa, que también lo conocía. Fue en el ochenta y pico. Al principio, le dieron una división que no era tan importante y un año después empezó a reclutar jugadores, sin saber que, con el tiempo, ese grupo le iba a dar tantos títulos al club.

Yo había trabajado en las inferiores del club y después pasé a ser delegado de la Asociación Rosarina de Fútbol, de la que llegué a ser vicepresidente primero. En esa época trabé una fuerte amistad con Marcelo.

Estaba muy vinculado a su equipo. Había visto cómo habían llegado todos sus jugadores. Estaban Perico Pereyra, un defensor central –puesto de lateral- que a Marcelo le encantaba; Mario Sciaqua, que era un fenómeno, pero se lesionó, y un muchacho que se llamaba Ponce, pero no llegó a primera. Después, se sumó Gamboa. A (Darío) Franco y a (Eduardo Toto) Berizzo los saca en un entrenamiento que hizo en Cruz Alta, provincia de Córdoba. Al año siguiente lo trae a (Gabriel) Batistuta.

Más tarde llegan Mauricio Pochettino, de Murphy, y Lunari, de San José de la Esquina. Julio Saldaña viene, pero a jugar en la tercera, que Marcelo sacó campeona.

En inferiores ese equipo tenía la particularidad de que daba siempre dos años de ventaja. Todos los que eran categoría 69 y 70 y, con edad de quinta, jugaban en cuarta; y cuando estaban para cuarta, jugaban en cuarta especial de la Rosarina. Igual, salieron campeones en todas las divisiones.

Después, Marcelo se toma un año en el que hace toda una selección de jugadores (recorría el país en un Renault 6 buscando jugadores). Yo lo acompañé en muchos viajes, como amigo. Me acuerdo que fuimos a Bahía Blanca a buscar a Quito Paz, que era de allí, y al Negro (Marcelo) Escudero, que vivía en Punta Alta (una localidad vecina). Salimos a las siete de la tarde de la terminal de ómnibus y a las pocas horas el colectivo paró, creo que en Junín. Bajamos a comer una pizza y , cuando volvemos el coche estaba lleno. Nosotros creíamos que teníamos el pasaje con asiento, pero no era así. La cuestión es que viajamos parados desde las once y media de la noche hasta las ocho de la mañana hasta que llegamos a Bahía Blanca. Creo que eso lo pinta de cuerpo entero a Marcelo

A mediado de 1990, termina el tercer ciclo de José Yudica en el club. Luego de haber ganado el campeonato 87-88 y de haber llevado a Newell’s a la final de la copa Libertadores de América, el equipo tuvo dos temporadas flojas. Era la hora del recambio y Altieri se jugó entero por Bielsa.

“Yo estaba convencido de que Marcelo tenía que ser el sucesor de Yudica y, para ello, hice todo un trabajo de convencimiento. Estuvimos como dos meses preparando la política para que le dieran la oportunidad. Era muy difícil, porque algunos tenían miedo de darle el primer equipo a un desconocido, sobre todo porque Newell’s había quedado con un promedio muy bajo para el descenso.

Así, fui hablando con todos los directivos, hasta que el punto de inflexión lo marcó Raúl Oliveros. Yo le organicé una reunión con Marcelo y, luego de hablar por más de tres horas, me dijo: “este es el tipo que necesita Newell’s”.

De todos modos, recién lo confirmaron después de que la Comisión Directiva aprobó su designación. Me acuerdo que Oliveros lo llamó y le dijo: “vos sos el entrenador de Newell’s, y que Dios te ayude”

Cuando lo estaban por confirmar, se pone en contacto con el profesor Jorge Castelli. Necesitábamos un preparador físico conocido, con manejo del grupo. Me acuerdo que lo llamamos y quedamos en encontrarnos a mitad de camino entre Rosario y Buenos Aires. Marcelo le preguntó si lo quería acompañar en el procyecto.

Altieri reproduce parte de la conversación entre Bielsa y “el Profe”:

-Marcelo, para este proyecto tenemos que tener dos centrales con experiencia.

-No se haga problema, que ya los tenemos: son Gamboa y Pochettino.

-No, pero nosotros no podemos salir a jugar un torneo con pibes de 17 y 19 años.

-Quédese tranquilo, Castelli, que con estos dos nos arreglamos.

Sobre esa decisión, el Negro Gamboa opina: “Bielsa la tenía clara. Nos conocía desde los 14 años. Éramos jóvenes, es verdad, pero teníamos gran sentido de responsabilidad y ‘hambre de gloria’. Éramos capaces de matar, metafóricamente hablando, por ser un grupo exitoso. Por eso, apostó por cuatro defensores jóvenes. No podíamos defraudarlo, no le podíamos fallar a nuestro “padre futbolístico”.

Demás está decir que el tiempo le dio la razón a Bielsa, cuyo equipo iniciaba una gira por el Norte del país. Altieri cuenta: “desde la óptica nuestra, veíamos que el cuadro estaba aburguesado. Era un equipo que vivía en hoteles de cinco estrellas y que disfrutaba de una gloria que ya había pasado. Y eso en el fútbol es morirse de a poco, porque no tiene sustento. Entonces, la primera propuesta fue de austeridad, hacer una gira al norte del país, parar en hoteles de dos estrellas y lo bueno fue que los grandes se sumaron al proyecto.

-¿Cómo lo logró Marcelo?

En primer lugar, porque tiene una capacidad superior para convencer. Pero fundamentalmente porque los que habían quedado eran muy buena gente: Scoponi, Llop, Martino.

Gamboa no olvida la famosa gira por el norte: “me acuerdo que en Tartagal (Salta) el hotel era deprimente, llegamos y no queríamos bajar. Se lo dijimos a Bielsa. Él nos juntó en el fondo del micro y nos dijo: ‘el hotel no es bueno, así que hay dos posibilidades: nos quedamos o nos vamos’. Todos nos miramos, o mejor dicho, los más chicos miramos a los referentes: el Tata, Pepe (Scoponi), Julio (Zamora) y otros, pensando que podíamos responder, pero Bielsa dijo: ‘nos quedamos acá’. Ahí nos dimos cuenta que había preguntado por cortesía.

Hoy puedo decir que él tenía todo planeado desde que salimos de Rosario. Fue muy sabio, porque para conseguir el éxito es inevitable el sufrimiento y la humildad. Después de tanto tiempo, soy el tipo más agradecido de la Tierra porque un tipo como Bielsa me haya marcado con esa y muchas cosas más cuando empezaba mi carrera”

Por supuesto, Bielsa contó desde el vamos con los más experimentados del plantel. Así lo asegura el Tata: “Los tres o cuatro grandes que quedamos no éramos complicados. Éramos tipos de Newell’s, nunca tuvimos desesperación por irnos del club y, en realidad, el proyecto fue bueno. Veíamos que había una idea futbolística y, por eso, pusimos todo. Hubo cosas que, si le hubieran pasado a otro jugador, se hubiera ido. De pronto, hacer una gira de 60 días por el norte, viviendo en hoteles que se caían a pedazos, lo aguantábamos nosotros. Estábamos convencidos en el proyecto y, fundamentalmente, porque no éramos tipos complicados”.

En buena medida, la predisposición de los más experimentados se justificaba en las características de los jugadores jóvenes que conformaban el plantel. “Probablemente los siete u ocho jugadores que formaron parte de ese recambio integraron quizás la mejor camada de toda la historia de Newell’s”, asegura Martino y agrega: “En Newell’s, la historia indica que nunca asustó a nadie empezar a jugar un torneo con pibes de 17 o 18 años”.

Bielsa no era la excepción.