Opinan los grandes
Pretendía aprender y saber todo
Yo planificaba el partido y él quería conocer en detalle lo que debía hacer. Preguntaba mucho
Opina Juan Carlos Montes. El DT que lo hizo debutar. Fue campeón en Tercera en 1976 y subió a Primera. Jugó tres partidos en total. Un jugador que quería ser exquisito, de una técnica aceptable, que siempre buscaba la superación personal. No era de pegar, violento, más allá de sus ganas. Era duro para moverse, de físico grande y de poca cintura. Le costaba girar. Tenía la imagen de ser más técnico que pegador, pese a que era medio grandote. No era rápido para ser líbero, por eso jugaba siempre en zona.
Cuando yo lo agarré, no era de hablar demasiado ni dentro ni fuera de la cancha. Era más introvertido que otra cosa. A mí, por su manera de ser, me extrañó cuando empezó a dirigir en Inferiores. Lo que sí, siempre fue muy observador, muy directo. Preguntaba mucho, quería aprender, saber y estar en todo. Yo planificaba el partido y él quería saber todo: dónde tenía que pararse, todo lo que debía hacer. Eso de ser tan estudioso sí le sirvió para su carrera de técnico. En realidad me gustaba que me preguntara hasta el último detalle, él necesitaba preguntar.
Lo llevé a Primera cuando se lesionó Capurro. Entró a un plantel que mantenía la base del campeón de 1974. Muy pocos se habían ido. Y ahí apareció Marcelo, un muchacho que no era líder, a veces ni te enterabas de que él estaba. Siempre uno de mis grandes orgullos fue haber hecho debutar a Maradona, pero también a Bielsa. Recuerdo que iba a entrenarse en bicicleta, una bicicleta negra. Y que tenía problemas en la casa por el fútbol, si llegó a irse a la pensión porque su familia quería que estudiara o trabajara. Andaba siempre con una barrita de tres o cuatro pibes. Ya como jugador era muy especial en su modo de ser. Jugó poco, no se afianzó. Pero podría haber jugado más.
Ordenado y entusiasta Opina Mario Zanabria. Era un jugador muy entusiasta, un marcador central al que le gustaba ordenar mucho desde el fondo. El veía bien el fútbol desde ahí atrás. Yo eso lo observaba cuando en las prácticas venían las divisiones menores y jugaban contra nosotros, que estábamos en Primera. Y me tocó varias veces enfrentarlo. Tenía un típico físico para ser central. En lo humano, él siempre fue serio, bastante callado y por lo general se juntaba con los chicos que venían de su camada. En el partido de su debut jugamos contra River y en nuestro equipo estaban Ortiz, Aguerópolis, Berta, Robles, Rocha, Gallego, Palacios... Lo que más recuerdo es que había llovido mucho y que perdimos .
Siempre al pie del cañón Opina Arsenio Ribecca. Yo fui compañero de él en Inferiores y hasta compartí la pensión. Era una excelente persona. Lo cargábamos y le decíamos Niño Marcelo porque venía de una familia aristocrática; le comentábamos que la sirvienta lo iba a llamar para ir a entrenarse... Muy obsesivo, estaba en todos los detalles, trabajaba un montón, estaba siempre al pie del cañón. En el grupo no trascendía mucho porque era tranquilo. A la hora de jugar se transformaba, estaba siempre exaltado. Tal vez esa característica lo afectó y no pudo triunfar, fue una de sus limitaciones. Era fuerte, aguerrido, se jugaba la vida en cada pelota. Todo su temperamento como jugador lo traslada hoy como técnico
Un referente Opina Jorge Griffa. En el Preolímpico sorprendimos por la velocidad con que jugábamos. Marcelo era uno de los jugadores más importantes por su personalidad, por su actitud para encarar los compromisos. Era uno de los referentes junto con Giusti, Bulleri y Alfaro. Tenía un gran temperamento, como cuando dirige. El tiene una habilidad especial para que el jugador desarrolle lo que él quiere, dentro de la capacidad y las condiciones de cada uno.o, que lo dirigí, me acuerdo de su carácter. Una vez, cuando yo estaba mirando la tristeza que era el fútbol juvenil de Newells al empezar mi proyecto (no había canchas ni pelotas, nada), se acerca un muchacho con una camiseta blanca y me pregunta: "¿Usted es Griffa?" "Sí", le respondo. Dice: "¿Y usted cuánto hace que estuvo en Europa? ¿13 años?" "Sí, aproximadamente", le contesto. "¿Y usted viene a esta ciudad y a este club?", me pregunta. "Sí", le digo. "Entonces usted está loco". Así me dijo y tenía sólo 17 años. Era el primer día que lo veía. Yo le respondí que algo íbamos a hacer. Después pasó el tiempo, fue jugador y un día vino, se acercó y me dijo: "Jorge, me recibí de preparador físico, pero yo no quiero ser eso. Yo quiero estar a su lado para crecer". Lo puse conmigo y estuvo cerca de mí durante muchos años dirigiendo en Inferiores. Hasta que él mismo me dijo que ya estaba para Primera.
Yo planificaba el partido y él quería conocer en detalle lo que debía hacer. Preguntaba mucho
Opina Juan Carlos Montes. El DT que lo hizo debutar. Fue campeón en Tercera en 1976 y subió a Primera. Jugó tres partidos en total. Un jugador que quería ser exquisito, de una técnica aceptable, que siempre buscaba la superación personal. No era de pegar, violento, más allá de sus ganas. Era duro para moverse, de físico grande y de poca cintura. Le costaba girar. Tenía la imagen de ser más técnico que pegador, pese a que era medio grandote. No era rápido para ser líbero, por eso jugaba siempre en zona.
Cuando yo lo agarré, no era de hablar demasiado ni dentro ni fuera de la cancha. Era más introvertido que otra cosa. A mí, por su manera de ser, me extrañó cuando empezó a dirigir en Inferiores. Lo que sí, siempre fue muy observador, muy directo. Preguntaba mucho, quería aprender, saber y estar en todo. Yo planificaba el partido y él quería saber todo: dónde tenía que pararse, todo lo que debía hacer. Eso de ser tan estudioso sí le sirvió para su carrera de técnico. En realidad me gustaba que me preguntara hasta el último detalle, él necesitaba preguntar.
Lo llevé a Primera cuando se lesionó Capurro. Entró a un plantel que mantenía la base del campeón de 1974. Muy pocos se habían ido. Y ahí apareció Marcelo, un muchacho que no era líder, a veces ni te enterabas de que él estaba. Siempre uno de mis grandes orgullos fue haber hecho debutar a Maradona, pero también a Bielsa. Recuerdo que iba a entrenarse en bicicleta, una bicicleta negra. Y que tenía problemas en la casa por el fútbol, si llegó a irse a la pensión porque su familia quería que estudiara o trabajara. Andaba siempre con una barrita de tres o cuatro pibes. Ya como jugador era muy especial en su modo de ser. Jugó poco, no se afianzó. Pero podría haber jugado más.
Ordenado y entusiasta Opina Mario Zanabria. Era un jugador muy entusiasta, un marcador central al que le gustaba ordenar mucho desde el fondo. El veía bien el fútbol desde ahí atrás. Yo eso lo observaba cuando en las prácticas venían las divisiones menores y jugaban contra nosotros, que estábamos en Primera. Y me tocó varias veces enfrentarlo. Tenía un típico físico para ser central. En lo humano, él siempre fue serio, bastante callado y por lo general se juntaba con los chicos que venían de su camada. En el partido de su debut jugamos contra River y en nuestro equipo estaban Ortiz, Aguerópolis, Berta, Robles, Rocha, Gallego, Palacios... Lo que más recuerdo es que había llovido mucho y que perdimos .
Siempre al pie del cañón Opina Arsenio Ribecca. Yo fui compañero de él en Inferiores y hasta compartí la pensión. Era una excelente persona. Lo cargábamos y le decíamos Niño Marcelo porque venía de una familia aristocrática; le comentábamos que la sirvienta lo iba a llamar para ir a entrenarse... Muy obsesivo, estaba en todos los detalles, trabajaba un montón, estaba siempre al pie del cañón. En el grupo no trascendía mucho porque era tranquilo. A la hora de jugar se transformaba, estaba siempre exaltado. Tal vez esa característica lo afectó y no pudo triunfar, fue una de sus limitaciones. Era fuerte, aguerrido, se jugaba la vida en cada pelota. Todo su temperamento como jugador lo traslada hoy como técnico
Un referente Opina Jorge Griffa. En el Preolímpico sorprendimos por la velocidad con que jugábamos. Marcelo era uno de los jugadores más importantes por su personalidad, por su actitud para encarar los compromisos. Era uno de los referentes junto con Giusti, Bulleri y Alfaro. Tenía un gran temperamento, como cuando dirige. El tiene una habilidad especial para que el jugador desarrolle lo que él quiere, dentro de la capacidad y las condiciones de cada uno.o, que lo dirigí, me acuerdo de su carácter. Una vez, cuando yo estaba mirando la tristeza que era el fútbol juvenil de Newells al empezar mi proyecto (no había canchas ni pelotas, nada), se acerca un muchacho con una camiseta blanca y me pregunta: "¿Usted es Griffa?" "Sí", le respondo. Dice: "¿Y usted cuánto hace que estuvo en Europa? ¿13 años?" "Sí, aproximadamente", le contesto. "¿Y usted viene a esta ciudad y a este club?", me pregunta. "Sí", le digo. "Entonces usted está loco". Así me dijo y tenía sólo 17 años. Era el primer día que lo veía. Yo le respondí que algo íbamos a hacer. Después pasó el tiempo, fue jugador y un día vino, se acercó y me dijo: "Jorge, me recibí de preparador físico, pero yo no quiero ser eso. Yo quiero estar a su lado para crecer". Lo puse conmigo y estuvo cerca de mí durante muchos años dirigiendo en Inferiores. Hasta que él mismo me dijo que ya estaba para Primera.